Génova nació probablemente como una aldea más
en las colinas de Sarzana, que prosperó gracias a los contactos con Etruscos y Griegos.
Como era un municipio progresista se convirtió
en "punta de rieles" del acceso militar, y mercado de productos provenientes de la región de Ligúria.
Después de la caída
del Imperio Romano y la invasión de los Lombardos, subsistió como ensenada pesquera y centro agrario con muy poco comercio.
Por el siglo X (de la Era Común), la mejora demográfica y económica llegada desde Europa permitió
a los genoveses repeler vigorosamente las incursiones de los musulmanes.
Una flota enemiga, sin embargo, saqueó e incendió
la ciudad alrededor del año 934 (EC), pero Génova se levantó y contraatacó bajo la dirección de su obispo y de los vizcondes
locales.
Creación de la República Independiente
de Génova (1.100 EC)
Aproximadamente el año 1.100 (EC), una Compagna (Asociación
Voluntaria de todos los Ciudadanos) creó la República Independiente de Génova.
El Poder Ejecutivo fue concedido
a un número de cónsules elegidos anualmente en una asamblea popular.
El Poder Legislativo estaba en manos
de pequeños nobles y burgueses influyentes.
La actividad dominante de esa época fue el comercio
marítimo.
Durante los siglos XII y XIII (EC) Génova desempeñó un papel principal en la revolución comercial que experimentaba
Europa.
Se convirtió en una ciudad de cerca de 100.000 habitantes, toda una potencia naval que trataba en términos iguales
a las mayores monarquías, y un centro comercial que rivalizaba con Venecia y competía con otras ciudades italianas en el comercio con
Europa occidental.
Las especias del este, eran los artículos principales de un comercio internacional
muy diversificado.
Las actividades bancarias y la construcción naval prosperaron, y la industria textil local tuvo sus comienzos.
El derrumbe de los enclaves cruzados en el siglo XIII (EC) fue compensado suficientemente por la
alianza de Génova con el imperio Bizantino en el año 1.261 (EC), el cual pavimentó el camino para un gran
dominio en el mar Negro.
Su desarrollo económico fue creciendo gradualmente hasta convertirla en una capital con amplio
dominio sobre las costas de Crimea. Muchas islas Egeas se convirtieron en dependientes de Génova.
Organización política
En este período la distensión política interna era incesante,
pero no obstaculizó seriamente el progreso de la comunidad. El estado fue manejado como asunto de negocios, para beneficio
común de las familias predominantes - los Spinola, Fieschi, Grimaldi, y Doria - y generalmente con ventajas para toda la población.
La forma de gobierno cambió y se desarrolló, de modo que en la segunda mitad del siglo XIII (EC) el estándar de vida
de los Genoveses mejoró constantemente.
El orgullo gubernamental y de las familias condujo a la construcción de edificios,
de puentes, y de iglesias espléndidas.
Durante los siglos XIV y XV (EC), sin embargo, el conjunto de Europa entró en una
profunda crisis moral y material.
En Génova la lucha de clases mantuvo al gobierno en agitación constante, y las finanzas
públicas fueron arruinadas por la guerra.
La elección de gobernantes nativos comenzando por Simón Boccanegra en 1.339 (EC),
fue una tentativa inútil de solucionar el problema político.
Después de emerger de períodos de dominación francesa, Génova
dejó de ser la gran potencia de antaño. Córcega estaba en rebelión; Cerdeña fue copada por los Aragoneses; los turcos
y egipcios conquistaron las colonias de Levante.
Sólo el dominio continental, es decir, Liguria, fue mantenido con
éxito.
Mientras a mediados del siglo XVIII (EC), las fortunas de España y de los estados italianos declinaron, Génova
se había hundido al nivel más bajo.
En 1768 (EC), por el tratado de Versalles, la república cedió a Francia su última
posesión de ultramar: Córcega.
En 1797 (EC), bajo presión de Napoleón Bonaparte, la república de Liguria fue declarada
bajo protectorado francés.
En 1805 Génova fue anexada al imperio francés.
En noviembre de 1814 (EC) el congreso
de Viena concedió Génova al reino de Piamonte y Cerdeña.
En el siglo XIX (EC) la actividad marítima se reestableció
y el comercio Genovés floreció de nuevo, ésta vez, no solamente en sus refugios tradicionales del mediterráneo y del Mar Negro
sino también en el lejano éste y las Américas.
La unificación de Italia en 1.861 (EC) revitalizo aún más la actividad
de Génova, compitiendo con Marsella por la supremacía en el mediterráneo y compitiendo por el acceso al Mar del Norte para
el comercio con Suiza y Europa central; y aun cuando Génova ha declinado en ésta competencia el último tiempo, la diferencia
es contrapesada por el comercio cada vez más fluido con el norte de Italia.
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Génova fue un asentamiento de los lígures y posteriormente romano. Durante la Edad Media se convirtió en una potencia marítima (Repubbliche Marinare).
Génova, Venecia, Pisa y Amalfi competían por la supremacía naval de la región italiana.
La República de Génova comprendía la Liguria actual, parte del Piemonte y las islas de Córcega, Cerdeña y Sicilia. También poseía colonias en Medio Oriente y en el Norte de África.
La República de Génova fue parte del Imperio francés hasta 1.815 (EC), cuando los delegados del Congreso de Viena sancionaron su incorporación al Piamonte (Reino de Cerdeña).